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El Ejército Popular de Liberación realiza un segundo día de maniobras con fuego real alrededor de Taiwán
El Mando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación ha iniciado un segundo día consecutivo de ejercicios militares con fuego real que rodean Taiwán, una escalada significativa en la postura estratégica en curso a través del Estrecho de Taiwán. Bautizados como 'Misión Justicia 2025', estos ejercicios, según se ha declarado oficialmente, están diseñados como una advertencia clara a lo que Pekín denomina 'fuerzas independentistas' en la isla y una firme réplica contra la interferencia externa, una referencia apenas velada a Estados Unidos y sus aliados.El alcance operativo es notablemente integral, simulando ataques de precisión contra objetivos marítimos y realizando operaciones integradas de guerra antiaérea y antisubmarina al norte y sur de la isla, ensayando efectivamente un posible bloqueo o un asalto multi-eje. Esta última provocación no surge de la nada; es el último movimiento en una estrategia calculada y a largo plazo del Partido Comunista Chino para normalizar la presión militar sobre Taiwán, erosionando gradualmente el espacio psicológico y estratégico para la soberanía de facto de Taipéi.Históricamente, se puede establecer un paralelismo con la Crisis del Estrecho de Taiwán de 1995-96, donde las pruebas de misiles y las maniobras navales precipitaron un despliegue decisivo de un grupo de portaaviones estadounidense, aunque el contexto actual está fundamentalmente alterado por las fuerzas navales y de misiles de China, enormemente modernizadas y expandidas, que ahora plantean un desafío creíble de anti-acceso/negación de área (A2/AD). Los analistas señalan que estos ejercicios de 'Misión' se están convirtiendo en una herramienta predecible pero cada vez más potente, siguiendo un patrón de respuesta a lo que perciben como transgresiones políticas, como los contactos diplomáticos de alto nivel entre Taiwán y otras naciones.El cálculo estratégico en Pekín parece ser uno de coerción incremental, probando tanto la determinación de Taipéi como las líneas rojas de Washington, mientras condiciona simultáneamente a la comunidad internacional a una 'nueva normalidad' de mayor tensión. Desde una perspectiva de riesgo geopolítico, el peligro no radica necesariamente en un movimiento deliberado hacia un conflicto a gran escala mañana, sino en el mayor potencial de un error de cálculo o un choque accidental que podría descontrolarse, dada la proximidad de activos militares avanzados.El silencio de ciertos sectores internacionales habla por sí solo sobre las complejas dependencias económicas y los difíciles equilibrios diplomáticos involucrados, contrastando marcadamente con los frentes más unificados vistos en otras crisis globales. Como Churchill podría haber observado, este es un ejemplo clásico de una crisis fabricada a través de la paciencia y la presión persistente, donde la ausencia de un evento dramático y singular oculta el profundo y deliberado cambio en el panorama estratégico. Los próximos días serán críticos para observar la respuesta internacional, particularmente si va más allá de las declaraciones rutinarias de preocupación hacia demostraciones tangibles de apoyo a la seguridad de Taiwán, lo que podría disuadir una mayor escalada o arriesgarse a echar leña al fuego que ya arde.
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