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Los Números Uno Alternativos: 'Mother Mother' de Tracy Bonham
Hablemos de un momento que aún crepita con una energía cruda y sin pulir, una canción que no solo escaló las listas, sino que se abrió paso a zarpazos: 'Mother Mother' de Tracy Bonham. Esta no era la oferta estándar de mediados de los 90, ni un grunge-lite pulido y listo para la radio.No, esto fue un evento sísmico, una explosión de catarsis de dos minutos y cincuenta y nueve segundos que destrozaba violines y gargantas y que, de algún modo improbable, se convirtió en un número uno alternativo. Para entender su impacto, hay que rebobinar la cinta hasta 1996.Las ondas de radio estaban dominadas por los fantasmas persistentes de Nirvana y el brillo pulido del post-grunge, pero una nueva ola, más furiosa y más aventurada sonoramente, se gestaba en la escena underground. En este espacio entró Bonham, una violinista con formación clásica de Boston que había cambiado las salas de concierto por bares de mala muerte, canalizando una vida de práctica disciplinada en un rugido salvaje, a medio camino entre Fiona Apple y PJ Harvey.'Mother Mother' llegó como el sencillo principal de su álbum debut, *The Burdens of Being Upright*, y se sintió menos como una canción y más como una señal de socorro puesta a un ritmo contundente de post-punk. La letra era una súplica desesperada, casi claustrofóbica—'I’m hungry, I’m dirty, I’m losing my mind, everything’s fine'—entregada con una mordacidad sarcástica que enmascaraba una angustia genuina.Era el sonido de alguien chocando contra un muro y, en lugar de derrumbarse, agarrar un violín y usarlo como un ariete. La producción, a cargo de Paul Q.Kolderie y Sean Slade (que habían trabajado con Pixies y Radiohead), era brillantemente escueta pero inmensa, dando espacio a la voz de Bonham y a ese violín implacable y aserrado para volverse monstruosos. El video, lleno de primeros planos austeros y edición frenética, amplificó la intensidad maníaca de la canción, consolidando a Bonham no como un éxito efímero, sino como una artista formidable con un sonido único y volátil.Su ascenso a la cima de la lista *Billboard* Modern Rock Tracks fue una victoria de la autenticidad sobre la artificiosidad, demostrando que los oyentes anhelaban algo áspero y real. Abrió el camino para una ola de rock feroz liderado por mujeres a finales de los 90, desde el gigante de Alanis Morissette hasta el auge de grupos como Kittie.Sin embargo, 'Mother Mother' se distingue por su furia específica y sin adulterar. Es una canción que se niega a ser música de fondo; exige que sientas su frustración, su caótico brillo.Décadas después, no se ha suavizado por la nostalgia. Ponla, y aún se siente como un cable con corriente, una cápsula perfecta y furiosa de un momento en que el rock alternativo aún podía sorprenderte, aún podía sonar peligroso y aún podía hacer que la cima de las listas se sintiera como una revolución.
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